El placer

Fotografía: Alfredo Urdaci

El castigo físico no tiene una presencia importante en nuestro universo, es ocasional o incluso residual. La verdadera dominación se ejerce con el poder mental, sin necesidad de ejercer violencia física para lograr obtener la voluntad de la sumisa (otra cosa bien distinta es el sadomasoquismo, que sí se basa en el dolor puramente físico).

En mi caso se busca el sometimiento a través de una sesión donde poco a poco voy cediendo mi voluntad, hasta el punto de dejar de pensar, donde desaparece mi ego y conciencia, donde solo me importa complacer. Es en ese momento cuando todas mis preocupaciones desaparecen, me entrego al presente y no existe nada más que lo que vivo y siento en cada segundo. Ese estado me eleva, me transporta a un mundo en el cual surge mi yo más auténtica y real. Y en lo relativo al dolor físico, por mucho que me duela, el placer de complacer es siempre superior.

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